viernes, 30 de enero de 2009

Maniobras de distracción. Por Miguel Iturria Savón.

Maniobras de distracción. / Miguel Iturria Savón.
Desde mediados de diciembre del año pasado los cubanos sufrimos el bombardeo informativo de los medios de comunicación insulares, en manos del gobierno a excepción de una revista de la iglesia católica, algunos blogs y un par de periódicos digitales de la oposición pacífica. El centro de la metralla propagandística radica en el 50 aniversario de la revolución de enero de 1959, cuyo líder reaparece cada día en las páginas del recuerdo de los periódicos, en los canales de la televisión y en las vallas públicas del país.
Hasta Radio enciclopedia celebra el triunfo de los jóvenes barbudos que tomaron el poder hace medio siglo. Ya no son jóvenes ni revolucionarios pero siguen con las botas puestas y los fusiles al hombro. Ellos saben que el carro social que aún conducen se perdió en la curva de la sovietización, supervisada por los asesores rusos entre 1971 y 1976, cundo la Constitución socialista y los planes quinquenales disminuyeron un poco la improvisación y encausaron la guaracha revolucionaria por las sendas de Moscú, lo cual ya es historia antigua.
La revolución es la máscara que encubre los desmanes totalitarios del Consejo de ancianos que gobierna la isla. Hasta el estado de salud del endiosado Fidel Castro se vende en el show por el 50 aniversario. Nuestra vedette histórica y su “legado social” integra la utilería de la tramoya comunista, ofrecida como píldoras a mandatarios de la región, como los presidentes de Ecuador, Panamá y Argentina, quienes acaban de firmar convenios y posar para la prensa junto a los escleróticos mandarines cubanos, los cuales actúan como encantadores de serpientes mientras diseñan maniobras de distracción para extender la vida del régimen que nos agota y roba el futuro.
El cacareo revolucionario es una burla para ingenuos. La propaganda del régimen encubre la miseria, la ausencia de libertades y el deterioro de los servicios de salud y educación, averiados por la exportación de miles médicos y por el abandono de las aulas por parte de los maestros y profesores. La nueva campaña contra la vagancia confirma la huelga de brazos caídos que pone en jaque al gobierno.
En enero del 2009 los cubanos no tenemos muchas cosas que celebrar bajo el dominio de los Castro. El régimen solo ofrece sacrificios. Les pide a los ancianos que se reincorporen al trabajo, amenaza a los jóvenes con aplicarles la peligrosidad social, detiene a los opositores en cualquier esquina, suprime las “gratuidades indebidas” y cierra los pequeños comercios privados. ¿Será por eso que celebramos el 50 aniversario de la revolución?
Venir a Cuba a firmar convenios y fotografiarse con el fantasma de Fidel Castro es una forma original de conducir al nuevo toro del castrismo por el sendero de la cooperación continental, con batas blancas y cartillas de alfabetización en nuestro caso. ¿Habrá que darle las gracias a Hugo Chávez, Evo Morales, Cristina Fernández y otros mandatarios por su aporte a las maniobras de distracción del régimen insular?

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