viernes, 28 de noviembre de 2008

La escritura de la ciudad. Por Lucas Garve.

El grafiti son inscripciones o signos anónimos dibujados en paredes de edificios, muros, etc. Del latín graphiti, denomina las inscripciones realizadas en los muros. Los grafiti son un producto de una sub cultura urbana, transmiten el deseo de reconocimiento de sujetos empujados por grupos hegemónicos de la sociedad a ocupar un no-lugar en la misma.
En la Habana, se encuentran en algunas calles muestras de ellos, pero no abundan. Por cierto, en espacios de paredes de edificios han pintado, de acuerdo con las autoridades, diseños con letras burbujas y también en “wildstyle”, en el cual el entrelazado de las letras complica la composición.
A principios de los 80, en Cuba hubo un movimiento renovador en las artes plásticas muy particular. Se produjo una tendencia a aprovechar el espacio callejero para reflejar lo que se dio en llamar “el arte calle”, protagonizado por un grupo de jóvenes pintores. Pero, no contó con suficiente apoyo de las autoridades culturales.
Solamente, después del 2000, se comenzó a revivir aquellas formas de “arte calle” y aparecieron en ciertos barrios habaneros, una especie de murales con diseño de letras burbujas unos y otros con “wildstyle” para rellenar espacios vacíos en los muros de algunas edificaciones. Estos diseños, realizados para cubrir espacio en muros amplios, contribuyen a darle colorido a la ciudad. No obstante, al parecer, las autoridades culturales no han proseguido con esa proyección, quizás, por falta de recursos materiales o por indiferencia.
Particularmente, las paredes habaneras han servido de páginas inmensas para proyectar la escritura de la ciudad hecha por sus habitantes. Una escritura anónima que refleja las inquietudes de los sujetos que la producen. Tradicionalmente, en zonas de barrios marginales se podían observar signos religiosos o marcas de los “juegos” de ñáñigos y signos de los usados por los “abakuás” para comunicarse.
Por otro lado, la impronta del reconocimiento individual propia del humano, produjo una estela de nombres en paredes por toda la ciudad, cuyo ejemplo más célebre fue el del desaparecido “Chori”. Además, otros espacios en muros se emplean como soporte de mensajes particulares. En algunos de ellos hay una especie de intercambio dialogal a partir de mensajes llenos de alusiones que solamente conocen los interesados.
Siendo una de sus características llamar la atención de los transeúntes anónimos o de un destinatario particular. Así en correspondencia, el lenguaje empleado es absolutamente particular y se aleja de los convencionalismos lingüísticos y culturales usados frecuentemente por la mayoría de la población.
De esta manera, la ciudad nos habla y transmite las inquietudes particulares de sus habitantes mediante una escritura que se distancia de la cartelística que sirve de soporte al discurso oficial.

No hay comentarios: