lunes, 10 de noviembre de 2008

Intentar lo difícil. Por Lucas Garve.

Atrapar la imagen sensible de la Isla en una novela de aprendizaje fue la súper tarea de Lezama Lima en Paradiso. Sin embargo, creo que la totalidad de la imagen apresada en el texto literario escapa a cualquier clasificación.
Acaba de estrenarse en La Habana el filme “El Viajero Inmóvil” del cineasta Tomás Piard sobre la obra cumbre lezamiana. En la cinta de 87 minutos, más que a vertebrar una narración lineal característica del género fílmico, se recrean atmósferas al trasladar imágenes literarias al medio cinematográfico.
El realizador de la película cuenta con la actuación de Eslinda Núñez, Jorge Martínez, Herminia Sánchez, Georbis Martínez, Carlos Solar, Sergio Fernández, Jorge Alí. No son protagonistas típicos, siendo los diálogos bien escasos. Los actores son mediadores concretos de las imágenes de los personajes que conforman el mundo lezamiano a través de gestos, miradas, transiciones, actitudes.
Hay varios planos en el discurso audiovisual. Los amigos de Lezama o discípulos del Maestro intercambian criterios sobre su obra y personalidad. La familia centrada en el comedor gracias al almuerzo legendario acoge a algunos de los discursantes.
La primera secuencia de la película muestra una reunión de intelectuales en la hoy casa museo Lezama Lima. Entre los reunidos, se desplaza el actor que representa –de alguna manera- al escritor. Una representación de las tertulias animadas por el Maestro de Orígenes.
En la secuencia del almuerzo familiar de Augusta, la abuela, Reynaldo González, Ciro Bianchi Ross, César López, Pablo A. Fernández comparten sus opiniones sobre Lezama y Paradiso con los comensales a manera de invitados de la anfitriona. Intervienen con sus declaraciones al abordar la obra y la figura de José Lezama Lima, Pablo A. Fernández, Ciro Bianchi Ross, Reynaldo González, César López, Margarita Mateo, etc.
Los espectadores se sorprenden ante la presencia en pantalla de imágenes trasladadas del texto de la novela Paradiso al discurso cinematográfico pues desconocen la obra de Lezama y se torna difícil para ellos profundizar en la comprensión de las mismas. De cierta manera, esos intelectuales invitados- algunos frecuentaron al escritor en vida- ofrecen pautas para comprender la personalidad y la obra del escritor enorme que fue Lezama. Pero, creo que no basta.
Para muchos presentes en la sala de exhibición, las secuencias de desnudos masculinos y el erotismo de ciertas escenas, provocan cierto sobresalto y exclamaciones tan de rechazo como de aprobación.
Evidentemente, hay un público mayoritario todavía no preparado para captar la focalización visual de torsos, muslos, glúteos, piernas y genitales masculinos y aceptarla como ocurre con la belleza femenina sin reacción. Imágenes visuales que identifican escenas y episodios capitales de Paradiso para conformar la etapa de aprendizaje sexual de Cemí, el protagonista principal de la novela.
La oscuridad de la sala invita a algunos de los espectadores a expresar en voz alta opiniones sobre esas secuencias. En la fila delantera, unos adolescentes no paran de comentar sobre las imágenes que pasan en pantalla. A pesar de los criterios de los “amigos de Lezama” y a partir de la ignorancia de la obra reflejada en pantalla, emiten opiniones superficiales. No entienden que la hermeticidad de ciertos símbolos que se manejan en la cinta obedezca quizás al reflejo de los códigos que Lezama manipuló en sus textos. Su percepción se queda en la epidermis de la imagen visual que captan.
La crítica calificó mal la película. Según el especialista del diario oficial Granma, en el filme hay demasiadas imágenes, demasiados efebos, demasiada intensión. Realmente, es harto difícil trasladar un texto literario con la complejidad y hermeticidad lezamiana a imágenes cinematográficas.
Creo que una recreación de la época y de las influencias culturales que el escritor recibió en su período de formación hubiera corrido mejor suerte a los ojos del gran público. Realmente, no es una película de entretenimiento, ni de información biográfica sobre el autor. La voluntad del realizador de permutar imágenes literarias por equivalentes cinematográficas pudo no funcionar.
A mi modo de ver, el director al pretender mostrar las claves de la personalidad de Lezama Lima y de su obra cumbre Paradiso escogió la manera de hacer más difícil. Como tentativa de reconocimiento vale la pena. Quizás, aliente a quienes desconocen la obra del escritor de la calle Trocadero a intentar aproximarse a ella.

2 comentarios:

euskaldum dijo...

Luca, esta crónica apresa la esencia del fime; lo vi y ahora leo e incluyo tu texto, qué bien. Tus cosas de cine, música y literatura valen por su pecualiar enfoque. Un abrazo, Mikel.

euskaldum dijo...

Se me olvidaba, si tienes imágenes para algunos textos pues mándamelas y las incluiré, Mikel.