lunes, 2 de marzo de 2009

Mono de feria. Por Miguel Iturria Savón.

-Yo te aseguro que todavía no es una momia, las momias no respiran, no reflexionan ni posan para la prensa. El “Caballo” es un Mono de feria vestido de Adidas-
-Quizás sea nuestro Quijote, un Quijote que manda desde la cama y recibe a visitantes ilustres. Pero su hermano, ¿quién es, Sancho Panza?-
-Ni Quijote ni Sancho. Fidel Castro reaparece como un mono amaestrado que se deja retratar y asusta con las estupideces que escribe. Raúl es su fantoche, el segundón de siempre, la Presidencia le queda grande.
Los hombres que conversan estaban sentados a mi lado, el sábado 21 de febrero en un banco del Parque central de La Habana, a unos metros de la estatua de José Martí y de los gritones de la Peña de béisbol que comentaban sobre el Clásico mundial. Al ver que yo leía El Nuevo Herald del día anterior, se acercaron para “echarle un vistazo”.
El “vistazo” fue de media hora. Se fijaron en la victoria del boxeador Yuriorkis Gamboa; en la nota sobre el Mono Jojoy, jefe guerrillero que agoniza en las selvas de Colombia; en el rostro de Arnold Schwarzenegger, Gobernador de California y paradigma de los forzudos. Rieron después con “Colón y el Tigre de la Malasia”, de Adolfo Rivero Caro, quien narra el desencuentro entre el Presidente de Guatemala y Fidel Castro.
El último texto del diario volvió a conectar a Arturo y Manolo con el ex líder cubano, al cual consideran un “Mono de feria” sin pensar en la altura angelical que le conceden los cinco presidentes de América Latina que visitaron La Habana entre enero y febrero.
La catarsis pública de los amigos del parque me estimuló a preguntarle algunas cosas mientras esperaba por la ruta 265 para ir al Cerro, motivo de mi estancia en el lugar.
A mis espaldas el Hotel Inglaterra y el antiguo Centro Gallego de La Habana; a la derecha el Cine Payret; al frente la Manzana de Gómez y el edificio del Centro Asturiano, añadido al Museo Nacional de Arte; a la izquierda el Hotel Parque Central. Hay personas que transitan, leen, discuten o miran las esculturas de las fuentes.
-¿Por qué piensan así de nuestro ex gobernante?
-Le voy a contestar porque usted lee un periódico de Miami que vale más que toda la prensa de Cuba, eso lo hace confiable-; dice Arturo, un mulato de unos 65 años, quien agrega:
- Fui alfabetizador, cortador de caña, profesor de secundaria básica y ahora estoy jubilado. Llevo 50 años bajo la comedia de los Castro, quienes siguen con el jueguito de la revolución y el imperialismo sin pagar los platos rotos del desastre. Es demasiado.-
-Pero esa forma de llamarlo…, digo, y Manolo me interrumpe:
-Yo creo que Arturo tiene razón, Fidel y Raúl no tienen nada nuevo que decir; prometen lo mismo, reprimen, controlan, prohíben, pero no resuelven los problemas de las gentes, que vive del invento. ¿Quién va a creer en el cuento del enemigo y el bloqueo si más de un millón de cubanos vive en los Estados Unidos y les va mejor que aquí?-
Manolo, de 61 años, fue oficial del Ejército y participó en las guerras de Angola y Etiopía. No trabaja desde que se licenció. Dice conocer al régimen por dentro.
-¿Y no creen en un cambio hacia la democracia en Cuba?
-¡El socialismo no cambia, se pudre! Aquí casi nadie cree en los cambios anunciados por Raúl Castro; eso fue una maniobra para ganar tiempo. Mientras el gobierno reciba el petróleo de Venezuela y las armas y dineros de China y Rusia todo seguirá igual. Seguiremos 20 años más entre la mentira y la pobreza-
El que habla es Manolo, el ex militar expulsado del Partido comunista por su negativa a integrar la reserva de las Fuerzas armadas.
-¿Y entonces, qué hacer?
-Mire, dice Arturo, lo peor es que mucha gente roba, inventa, se va en una balsa para los Estados o trabaja para el gobierno. Yo sobrevivo con lo que me envía mi hijo de Miami. Manolo hace negocitos.
La llegada del ómnibus que yo esperaba me dejó con el deseo de preguntarles sobre la oposición interna y las visitas de los presidentes de Ecuador, Panamá, Argentina, Chile y Guatemala, quienes desfilaron por La Habana y abrazaron a los hermanos Castro como a dioses tutelares.
Esta es una historia recurrente entre los cubanos. Hombres que trabajaron duro y están decepcionados. Identifican los problemas personales y colectivos con Fidel Castro, quien deja de ser el paradigma nacional para convertirse en “La Bestia”, “La Momia”, “El Fantasma” y el “Mono de Feria”.

2 comentarios:

euskaldum dijo...

Excelente artículo, Miguel. Saludos de Alfredo García, un hijo de Calabazar de Sagua que vive en Puerto Rico.
alfredoadmin@acupunturap.info

euskaldum dijo...

Miguel, he sentido la necesidad de felicitarlo por su artículo Mono de feria. Siga adelante. Gracias, Emil Rodríguez.