lunes, 9 de marzo de 2009

Farmacia especial. Por miguel Iturria Savón.

Hace unos días visité la Farmacia del Centro de Histoterapia Placentaria, ubicada en la calle 18, entre 43 y 48, Playa, Ciudad Habana, pues un amigo del interior me pidió que le comprara dos champuses filo activo y tres lociones para higienizar y estimular el crecimiento del cabello que, en su caso, disminuye cada día por razones de estrés.
Como el champú se vende en divisa y la mayoría de los cubanos no acceden a esa moneda no coincidí con ningún paisano, salvo el custodio y la farmacéutica que estaba en horario de almuerzo. Había, sin embargo, tres venezolanos, dos guatemaltecos y un boliviano que esperaban para comprar el producto, cuyo precio es de 5 pesos convertibles la loción y 10 el champú, costo aceptable para turistas y becarios de otros países que pagan con cheque de cooperación.
Mientras esperaba por la farmacéutica escuché la plática entre una seguidora del Presidente de Venezuela y una ex diputada de Guatemala que vino con la hija y supo del novedoso medicamento. La venezolana hablaba maravillas del gobierno de Hugo Chávez y de la cooperación del mismo con las autoridades insulares, de la cual ella se beneficia pues ha venido dos veces a tratarse unas manchas en las nalgas. “Todo sin costo, paga el gobierno que garantiza la salud, la distribución de petrocasas y otros programas de beneficio social…”
La guatemalteca escuchaba pero su hija, tan incrédula como yo, interrumpió la perorata con dos preguntas sobre el costo y la circulación del célebre champú en Cuba. Al sentirme aludido le dije la verdad:
-“Este tipo de producto apenas es conocido por los cubanos. No circula en nuestra red de farmacias, solo está al alcance de extranjeros y de gobiernos que lo encargan a la industria farmacéutica insular. Su precio no es asequible para la inmensa mayoría”-.
La llegada de la empleada evitó el debate. La venezolana me miró con sorpresa y se acercó al mostrador. Entre ella y su acompañante se llevaron dos cajas de lociones y dos de champú. El custodio los ayudó a introducir los cuatrocientos pomos de 200 miligramo en el maletero del microbús que los esperaba. La ex diputada de Guatemala y su hija solo compraron 10 artículos de cada fármaco y pagaron en efectivo. Yo adquirí 2 champuses y tres lociones; me fui en silencio.
Antes de abordar el ómnibus para El Vedado, en la Avenida 31 y calle 8, revisé la mercancía y pensé en la felicidad del amigo, quien vino tres veces desde Cienfuegos y no pudo ser atendido por el doctor Miyares Cao ni otro especialista del Centro de Histoterapia Placentaria, donde la divisa abre las puertas…
Días después, al entregarle la loción y el champú contra la caída del cabello, le advertí que si insistía en no ser calvo debía “luchar la divisa” y no dar viajes por gusto.
-“Estoy tratando de permutar para Venezuela, a lo mejor me empato con la chavista de glúteos manchados”-, dijo.

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