lunes, 2 de febrero de 2009

El Quijote en La Habana. Por Miguel Iturria Savón.


La sala de arte del Museo nacional de ciencias naturales, ubicada a un costado del Palacio de los Capitanes generales, exhibe hasta el 9 de febrero la exposición de esculturas El Quijote hoy, de Iván Vallín Lombillo, quien trae a la actualidad insular a la figura mítica de Cervantes mediante el uso de la madera, el bronce, el cobre y recursos como la pátina y el quemado, logrando un conjunto de piezas que impactan por su originalidad y buena factura.
La apropiación de El Quijote por parte del joven creador habanero tiene un sentido artístico y utilitario. Las doce esculturas de pequeño y mediano tamaño reflejan en conjunto una poética de gran vigor expresivo, que conectan al mítico Alonso Quijano a la realidad cubana, lo cual se infiere en la evidente sensualidad de algunas piezas, en la contextualización modernizadora del personaje y en ciertas alegorías que acentúan los rasgos y la singularidad de la entrega.
El dominio de la talla en madera y la conjunción técnica entre la escultura y la orfebrería singularizan la selección hecha por la curadora, que logra un equilibrio conforme al espacio. El artista evade el colorido folklórico a favor de la ambigüedad creadora. Entre las figuras más atractivas resaltan dos bustos de madera y metal; la tridimensionalidad de uno de ellos es acentuada por los “libros” colocados en el casco del Quijote. Ambos son muy expresivos. El Quijote ante el ordenador (madera) y el Quijote de metal con los brazos abiertos resaltan la entrega del artífice, quien no logra el mismo nivel con las dos esculturas de Sancho Panza.
Iván Vallín es graduado de la Escuela de instructores de arte de Ciudad Habana; es miembro de la Asociación cubana de artistas artesanos, del Fondo de bienes culturales y de la Agencia de autores visuales. Ha expuesto en el Museo “Máximo Gómez”, la Casa de África y en las galerías de arte “Amelia Peláez”, “Boada”, “L” y Alamar. Sus piezas han sido exhibidas en los salones colectivos organizados por la ACAA, el Museo nacional de artes decorativas, EXPOCUBA, el Hotel Palacio O´ Farrill, la Bienal de La Habana y el Fondo de bienes culturales en Varadero. En el 2002 recibió el Premio Fernando Boada.
Es admirable la dedicación de Vallín a la escultura, manifestación no privilegiada en la plástica cubana de las últimas décadas, cuya tradición pictórica es enorme. La escultura, relegada por su costo y la carencia de materiales, estuvo asociada a las obras monumentales encargadas a artistas extranjeros hasta mediados del siglo XX, aunque Fernando Boada, Rita Longa y otros escultores siguieron con las gubias y el cincel hasta hace poco.
El Quijote espera a los amantes de la escultura en un Museo del casco histórico de La Habana. La muestra no es solo para turistas y permanecerá abierta al público hasta el 9 de febrero del 2009.

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