miércoles, 29 de abril de 2009

El menú del desbloqueo. Por Miguel Iturria.

Si en la Cumbre del Alba celebrada en Cumaná, Venezuela, Raúl Castro Ruz recitó las cuentas pendientes contra los Estados Unidos y esgrimió el embargo como telón de fondo de los enfrentamientos con el enemigo para justificar a la dictadura más vieja del continente; en la recién finalizada Cumbre de las Américas, efectuada en Puerto España, capital de Trinidad-Tobago, el presidente norteamericano Barack Obama ofreció el menú del desbloqueo con propuestas que descontaminan las tensiones y favorecen la normalización de las relaciones.
“Estados Unidos busca un nuevo comienzo con Cuba. Ya he cambiado una política hacia Cuba que no ha logrado impulsar la libertad y las oportunidades para el pueblo cubano”, dijo Obama, quien agregó: “No vine aquí a debatir el pasado, sino a hacer frente al futuro…tenemos que aprender de la historia…hay un largo camino que podemos viajar para sobrepasar décadas de desconfianza. Mi administración está comprometida en una gran variedad de asuntos –drogas, migración, derechos humanos, libertad de expresión y reforma democrática…”
El líder norteamericano declaró: “El pueblo cubano no es libre. Esa es nuestra guía y rumbo en la política hacia Cuba”. Advirtió: “Ahora es el turno de Cuba. Castro debe empezar por reducir los altos impuestos que el gobierno cobra sobre el dinero que se envía desde el extranjero… podrían liberar prisioneros políticos…”
Las propuestas del mandatario coinciden con la solicitud de Raúl Castro de negociar sin condiciones previas y desde el respeto mutuo, lo cual puede ser engañoso pues décadas atrás el régimen insular liberó a miles de prisioneros, pero continuó con el enfrentamiento y acentuó la represión. Ahora Raúl Castro pretende intercambiar a los espías encarcelados en los Estados Unidos por decenas de presos políticos, lo que deja intacta la dictadura comunista, que cuenta con el apoyo de los presidentes de Bolivia, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Venezuela, Paraguay, etc., quienes conciben a una Cuba unánime y paralizada, sin libertades ni derechos para su pueblo.
Las condiciones vuelven a ser propicias para la liberalización de la política norteamericana hacia Cuba, pero está por ver si el gobierno insular jugará con las fichas marcadas como hizo durante las administraciones de Carter y Clinton. Si busca pretextos para dinamitar las relaciones, como el éxodo masivo del Mariel en 1980, el hundimiento del remolcador “13 de marzo” y la apertura de las costas en 1994, o el derribo de las avionetas de los Hermanos al rescate en febrero de 1996.
Para moverse hacia el futuro y relegar los viejos debates como pide Obama, el castrismo tendrá que evolucionar hacia la apertura y dejar de culpar a los Estados Unidos por los problemas creados en medio siglo de centralismo estatal. La nación no es coto cerrado de ningún grupo.
Si nuestro gobierno se sujeta a sus leyes draconianas y olvida que la mesa del desbloqueo está servida, si prefiere usar lo que queda del embargo comercial como escudo de combate, entonces la esperanza y los sueños de cambio volverán a ser quimeras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El mensaje de Obama en la cumbre está bien claro-- No se va a desgastar con el problema de Cuba--tiene otras prioridades que le apremian.
La controversia que los Castros querian hacer estallar utilizando al huele braguetas de Daniel Ortega, se les quedó en la funda.
Una vez más se convierten en protagonistas del papelazo, el presidente de EE UU, les demostró que tiene dimensiones para lidiar con ellos, pero sobre todo, les marcó bien claro, que su mirada está dirigida al futuro en colores y con alta resolucion, no a la gastada película en blanco y negro que simboliza a la revolución cubana.

Camposanto