lunes, 22 de diciembre de 2008

La ciudadana y la princesa. Por Aleaga Pesant.

Estaba previsto el encuentro,era un asunto de tiempo y de género. Las espadas más afiladas del espectro político tenían que cruzarse. Lo hicieron. ¡Y de que manera!La atmósfera del fortuito y accidental encuentro, no pudo ser máselevada. El hemiciclo del museo de Bellas Artes. El escenario, unaconferencia sobre el tema de la tolerancia sexual. La bloguera y la sexóloga se enfrentaban al fin, aunque nunca habían sido presentadas.Por una parte, la glamorosa princesa: culta, fina, elegante, discreta.Heredera del gran latifundio de los hermanos Castro. Educada en lasmejores escuelas de la nación. Arropada y mimada por las tres personas más visibles del poder político en el último medio siglo. Acostumbradahacer sugerencias travestidas en órdenes y al servilismo de sus lacayos. Conocedora del mapamundi por la suela de sus zapatos. Por la otra parte, la nacida en Cayo Hueso, popular y populoso barriohabanero del municipio Centro Habana; zona de chulos y proletarios,jineteras y doctoras, de solares en ruinas y parques con olor a mariguana. Hija de un ferroviario. Vivió en Suiza y regresó porque no quería otropaís, sino otra Cuba. Lo comprendió leyendo a Cervantes, Cortázar y Borges. El cruce fue directo a los ojos, breve, un haz de luz. La pregunta: – ¿Cuando habrá tolerancia con las opiniones políticas diferentes? La respuesta de las más sobrias, digna del escalón: – Ese, no es mi tema.Todo pasó en la centésima de segundo en que ambas se midieron. No hubo réplica. Sólo las miradas sostenidas y un mensaje claro. ¡Aquí estoy! Luego todo se perdió en el humo. Los guardaespaldas, aun somnolientos alzaron los walkie-talkies. Se confesaron en susurro público la presencia de la adelantada. Era ella, la retadora, y ante la disyuntiva, la dejaron salir dejándoselo saber.¡Que garbo, precisión, distinción! Era un final de manual de protocolos políticos. ¡Cuantos esfuerzos para educar y convertir a una princesa, en el rostro amable de la dictadura! ¡Cuanto talento y valor para enfrentar a uno de los epítomes del establishment, asumiendo las consecuencias! Los noticiarios internacionales se hicieron eco del suceso y todo comenzó a otra vez, pero trastocado. Papeles invertidos. La residente en la mansión reservada para la nomenclatura, se elevó al ciberespacio y con la chancleta en el dedo gordo del pie izquierdo, recurrió al epíteto y a la descalificación. ¿Fue su decisión? o la orden de no dejar sin cobrar el desafío. El texto maligno, lleno de intolerancia, lo colgó en su portal particular, el del Centro Nacional de Educación Sexual(CENESEX).Pero… la estaban esperando. Un paso al lado y en dos párrafos le devolvieron el golpe a la princesa convertida de pronto en ciudadana. Emplazada por un punto en la muchedumbre llamado Yoani Sánchez.

1 comentario:

euskaldum dijo...

Buena crónica Julio. Recreas lo sucedido y el paralelo entre estas mujeres, cubanas y distantes. Gracias por el envío. Saludos, Miguel.