viernes, 29 de mayo de 2009

Equilibrio de intereses. Por Miguel Iturria Savón.

Un amigo que regresó de Venezuela, donde brindó asesoría en la enseñanza universitaria, me pregunta si hay “señales de cambios en Cuba”. Dice que en Caracas hubo confusión entre nuestros colaboradores por las destituciones de Carlos Lage y otros funcionarios del gobierno, pero que casi nadie preguntó pues “allá estamos bajo el control del jefe de grupo y la suspicacia de los chavistas más fascistoides”. Agrega que “aquello es otra cosa, pero cada día se parece más a esto; Chávez es un títere con dólares, Fidel es el titiritero; los asesores somos tramoyistas, decoradores y asistentes de escenas, según el rango”.
Mi amigo tiene 53 años, treinta de ellos dedicados a la docencia media y superior. Entre sus íntimos critica la realidad insular, pero de la puerta hacia afuera guarda silencio. Antes de hablarles de Cuba le pido información sobre la labor del personal cubano en Venezuela, Ecuador y Bolivia.
“En Venezuela predominan los médicos, pero hay especialistas cubanos en todos los niveles de enseñanza, en los medios de comunicación, en el Ejército, la Policía, la Seguridad del Estado, la Marina, la pesca y algunas industrias. Para nosotros Caracas es Moscú a la inversa. Ellos nos envían el petróleo y decenas de productos, además del pago por la asesoría en cada sector; Cuba les manda el personal y los métodos de dominación.”
El amigo asegura que es posible que Chávez se imponga completamente sobre la oposición y acabe con los medios fundamentales de propiedad, como hicieron los Castro en Cuba con la ayuda de la Unión Soviética. “Él tiene al Parlamento y al Ejército en sus manos, además del petróleo y millones de seguidores. Los venezolanos son más rebeldes que nosotros, pero Chávez es tan audaz, agresivo y manipulador como Fidel Castro.”
Al preguntarle sobre el aspecto ético de nuestra cooperación en Venezuela, el pedagogo no vacila en responder: “Somos mercenarios espirituales, sabemos que ayudamos a un déspota, pero estamos entrenados para simular. Unos van para quedarse, conozco a médicos y enfermeras que se casaron con antichavistas para no volver a la isla. Hay quienes escapan antes de regresar. La mayoría retorna cargado de pacotillas…”
La presencia cubana en Venezuela, más que en Bolivia o Ecuador, es un negocio para ambos gobiernos. Tal vez “un equilibrio de intereses”, como dice el profesor que me visita al llegar de Caracas. Él, como tantos profesionales que “cumplen misiones” fuera de la isla, cree que “hay que vivir a pesar de los Castro y sus estupideces de dominación perpetua”.
No pienso lo mismo pero conozco a varios médicos, profesores e ingenieros que actúan como este amigo. Vienen de Caracas como si llegaran de Miami o New York, con dólares en los bolsillos y equipajes llenos de ropas y equipos electrodomésticos. Dicen horrores de Hugo Chávez y Fidel Castro y preguntan sobre posibles cambios en Cuba, como si fueran inversionistas o exiliados que visitan a la familia.

No hay comentarios: