viernes, 5 de junio de 2009

El fetiche del cura. Por Miguel Iturria Savón.

Todo vale en la época postmoderna, desde la fusión del rock y el rap, el tango y la trova hasta los escándalos de futbolistas y peloteros convertidos en celebridades, o las declaraciones de actores que incursionan en la política. Valen, por supuesto, el vedetismo de algunos sacerdotes y de gobernantes y políticos que confunden la percepción de la realidad con la vida de las personas y expresan sus opiniones como si fueran Mesías.
Como la prensa reseña a tales autoridades, los lectores soportan o pasan la página de titulares risibles. Lo que dijo fulano sobre mengano es frecuente, siempre que sea políticamente correcto y tengan nombres o cargos ilustres. El diario Granma es abanderado en culebrones pedantes, principalmente sobre la vida y milagros del señor Fidel Castro Ruz, quien “abandonó” el poder en julio del 2006 pero no tolera el olvido.
La presencia cotidiana de este señor en la prensa de Cuba trasciende a otros medios. Los discípulos del Padre de la Patria socialista lo mantienen en la tribuna a pesar de estar enfermo. Los presidentes de Venezuela (Hugo Chávez), Bolivia (Evo Morales) y Nicaragua (Daniel Ortega) son sus voceros más tenaces, aunque otros mandatarios del continente también le rinden cortesía.
Como las figuras políticas siempre son noticias, la prensa extranjera recrea las Reflexiones del compañero Fidel y los comentarios apologéticos que sobre “el líder jubilado” hacen los paladines del continente. Las reliquias históricas son así, cualquier arista de su vida vale más que un amuleto de oro.
La semana pasada los lectores del Granma reímos con lo expresado sobre el fetiche cubano por un cura nicaragüense que cambió la sotana por la tribuna política. Los que creíamos que Miguel D’Escoto volvió al convento cuando los sandinistas le entregaron la Presidencia a Violeta Chamorro a fines de los ochenta, nos quedamos con ganas de confesarnos al saber que el cura rojo no colgó los guantes políticos. Dejó de ser ministro pero siguió en las intrigas desde la Meca insular. Ahora preside la Asamblea General de la ONU.
Desde esa garrocha diplomática don Miguel acaba de expresar sus emociones sobre el talismán de América Latina, a quien visitó recientemente. “Fidel Castro tiene un aspecto estupendo, trabaja mucho y está al tanto de todo”, dijo el nuevo médico al diario Granma. El curita agrega que Dios le concedió el privilegio de ver a su ídolo “a lo largo de los últimos treinta años” y lo considera “un ser extraordinario…que regó esta semilla que está germinando…”
No somos expertos en genética de las plantas, pero suponemos que la semilla regada por Castro no produce “refrescante espiritualidad”. Cuba es un semillero de otras cosas, aunque Miguel D’Escoto y los corderos de nuestro tirano no lo perciban.

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